CRISIS EN EL PERONISMO: LA DERROTA EN BUENOS AIRES DESATA UNA GUERRA INTERNA.

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La aplastante victoria de Javier Milei a nivel nacional dejó al descubierto la fractura del peronismo bonaerense. El resultado en la provincia de Buenos Aires, donde La Libertad Avanza logró revertir el dominio histórico del PJ, provocó un sismo político inmediato dentro del espacio que hasta hace poco controlaba Axel Kicillof.

Según datos oficiales, Milei y sus candidatos superaron a Unión por la Patria en casi todos los distritos del conurbano, incluso en bastiones emblemáticos del kirchnerismo. La caída fue tan profunda que referentes históricos comenzaron a cruzarse públicamente, culpándose por la debacle y reclamando una autocrítica urgente.

En los primeros análisis, se señala que la estrategia aislada de Kicillof —enfrentado con La Cámpora y sin conducción nacional clara— dejó al peronismo sin cohesión ni mensaje. A eso se sumó el desgaste de una gestión provincial sin respuestas económicas y la pérdida de base territorial que alguna vez garantizaba votos automáticos.

Mientras Milei consolidó su poder con una narrativa de cambio y orden, el peronismo bonaerense quedó envuelto en acusaciones cruzadas entre intendentes, camporistas y el entorno de Kicillof, en lo que muchos ya describen como el inicio de una guerra interna por la conducción del espacio.

El mapa político se reconfigura: el kirchnerismo pierde su último bastión y, por primera vez en décadas, la provincia más populosa del país se tiñe de violeta.