POR QUÉ ARMAMOS EL ARBOLITO EL 8 DE DICIEMBRE: ORÍGENES, SIGNIFICADO Y CÓMO NACIÓ LA TRADICIÓN
El armado del arbolito cada 8 de diciembre es una de las tradiciones más arraigadas en la Argentina. La fecha no es casual: coincide con la celebración de la Inmaculada Concepción de la Virgen María, una festividad profundamente importante para el mundo católico. Con el tiempo, esta jornada se convirtió en el punto de partida simbólico para iniciar el tiempo de Adviento y preparar el espíritu para la Navidad.
Un origen religioso que marcó la costumbre
En la tradición cristiana, el 8 de diciembre se dedica a honrar a la Virgen María desde su concepción, entendida como pura y libre de pecado. En muchos países de tradición católica —incluida la Argentina— la fecha se volvió feriado y un momento de reunión familiar. Eso permitió que se transformara también en el día elegido para armar el árbol de Navidad, un gesto que anticipa el nacimiento de Jesús.
Aunque la Biblia no menciona árboles navideños, la Iglesia permitió y acompañó la costumbre porque su simbolismo —la vida, la luz que vence a la oscuridad, la esperanza— se alinea con el mensaje cristiano.
De dónde viene el árbol de Navidad
El arbolito que hoy conocemos tiene raíces antiguas, incluso anteriores al cristianismo. Algunos de los orígenes más destacados:
- Pueblos germánicos y nórdicos: celebraban el solsticio de invierno decorando árboles perennes como símbolo de vida en medio del frío y la oscuridad.
- Edad Media: en Europa se usaban árboles adornados durante representaciones teatrales del “árbol del Paraíso”, vinculado a Adán y Eva.
- Siglo XVI: se atribuye a Martín Lutero la idea de colocar luces (velas) en un árbol para recordar la luz de Cristo.
- Siglo XIX: la tradición se popularizó en toda Europa y luego en América gracias a migraciones y a la difusión cultural.
Para el siglo XX, el árbol ya era un símbolo global, independiente de regiones o denominaciones cristianas.
¿Y por qué el 8 de diciembre en Argentina?
Aunque otros países arman el árbol el primer domingo de Adviento o incluso el 1 de diciembre, en nuestro país la costumbre quedó fijada al 8 de diciembre por tres motivos principales:
- Es feriado nacional, lo que facilita que las familias se reúnan.
- Está asociado a un sentido espiritual, al preparar la casa para la llegada de la Navidad luego de honrar a María.
- La tradición se transmitió por generaciones, consolidando la fecha como el punto de partida oficial del clima navideño.
Con el tiempo, incluso quienes no practican la fe adoptaron la costumbre por su valor cultural y su carácter festivo.
Un ritual que une generaciones
Armar el arbolito no es solo decorar: es un ritual íntimo, cargado de memoria emocional. Cada adorno guarda historias, cada luz encendida marca el inicio de un mes donde la esperanza y la celebración se vuelven protagonistas.
En un mundo acelerado, el 8 de diciembre funciona como un freno simbólico: un día para estar en familia, rescatar tradiciones y preparar el hogar para recibir la Navidad.
La tradición sigue viva no por obligación religiosa, sino porque conecta con algo más profundo: el deseo de iluminar la vida, incluso en los tiempos más oscuros.
