POR QUÉ MIRAR EL TELÉFONO APENAS SUENA LA ALARMA AUMENTA EL ESTRÉS Y LA ANSIEDAD.
Mirar el teléfono apenas suena la alarma puede parecer algo natural, pero expertos en salud mental y neurología advierten que este hábito puede disparar estrés y ansiedad desde el primer minuto del día.
Cuando uno despierta, el cuerpo y el cerebro se encuentran en un estado de transición delicado; recién pasan de un modo de descanso a actividad consciente. Revisar de inmediato notificaciones, mensajes o noticias expone al sistema a una sobrecarga informativa brusca, lo que puede activar respuestas de estrés innecesarias antes incluso de salir de la cama.
Estudios sobre el uso de dispositivos electrónicos muestran que usar el teléfono en los primeros minutos tras despertar —por ejemplo, dentro de los cinco minutos posteriores— se asocia con niveles más altos de síntomas de ansiedad y estrés a lo largo del día.
Esto ocurre, en parte, porque la exposición temprana a estímulos digitales pone en marcha el sistema nervioso de forma abrupta, elevando hormonas como el cortisol, vinculadas a la reacción de “lucha o huida”. Ver mensajes urgentes, obligaciones o contenidos negativos puede hacer que el cerebro interprete que ya está “en modo alerta”, lo cual contribuye a una respuesta emocional más ansiosa y reactiva.
Además, la neurociencia indica que justo después de despertarse el cerebro pasa de un patrón lento de ondas alfa (relajación) a uno de ondas beta asociado con alerta y estrés en segundos cuando recibe estímulos externos como la pantalla del celular.
Los efectos no se limitan a la primera hora: el hábito de revisar el teléfono de inmediato puede establecer una rutina de “respuesta reactiva”, donde cada notificación funciona como un disparador emocional, dificultando la regulación del estado de ánimo y potenciando la sensación de urgencia constante.
Por ello, especialistas recomiendan posponer el uso del teléfono tras despertar y, si es posible, iniciar el día con prácticas más calmadas —como estiramientos, hidratación o simplemente unos minutos de silencio— para permitir que el organismo transite de forma más saludable entre el sueño y la actividad diaria.
