DÍA DEL NIÑO: HISTORIA Y SIGNIFICADO DE UNA TRADICIÓN ARGENTINA

DIA DEL NIÑO

Origen e historia de la celebración
El origen de esta festividad se remonta a 1954, cuando la Organización de las Naciones Unidas (ONU) recomendó a todos los países establecer un Día Universal del Niño. En Argentina, la Cámara Argentina de la Industria del Juguete (CAIJ) tomó la iniciativa y, en 1958, decidió instaurar la celebración para el primer domingo de agosto. Con el tiempo, la fecha se trasladó al segundo y, finalmente, se fijó en el tercer domingo de agosto, donde se mantiene hasta hoy. Este cambio se hizo para no coincidir con otras fechas y para favorecer la actividad comercial del sector juguetero.

¿Qué se celebra en el Día del Niño?
Más allá del aspecto comercial, la fecha tiene un significado profundo. El objetivo principal es visibilizar y promover los derechos de los niños y niñas, como el derecho a la educación, la salud, la identidad y, sobre todo, el derecho a jugar. Es una jornada para reflexionar sobre la necesidad de proteger a los menores y garantizarles un entorno seguro y feliz para su crecimiento.

La celebración, arraigada en la cultura argentina, se caracteriza por los encuentros familiares, la entrega de regalos, y actividades recreativas en escuelas, clubes y espacios públicos. Se trata de una oportunidad para que los adultos reconecten con la infancia y dediquen tiempo de calidad a los más pequeños.

La reciente polémica por el cambio de nombre
En los últimos años, la denominación de la fecha ha sido objeto de debate. En 2020, el gobierno de Alberto Fernández modificó el nombre a “Día de las Infancias”, con la intención de adoptar una visión más inclusiva y plural, que reconociera las diferentes identidades y experiencias de los niños.

Sin embargo, recientemente, el gobierno de Javier Milei, a través de un decreto, oficializó el regreso al nombre tradicional de “Día del Niño”. Esta decisión se tomó a pedido de la CAIJ y con el argumento de que el nombre original está profundamente arraigado en la sociedad y evita confusiones, reafirmando el propósito histórico de la jornada sin interferencias ideológicas.

A pesar de los cambios en la denominación, el espíritu de la celebración sigue siendo el mismo: una jornada para honrar a los niños, celebrar su inocencia y recordar la responsabilidad colectiva de asegurarles un futuro prometedor.