EMPRESARIOS TEXTILES PIDEN REGLAS CLARAS ANTE EL AUGE IMPORTADOR.

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UNA INDUSTRIA EN ALERTA

El aumento de las importaciones de indumentaria y tejidos encendió las alarmas en el sector textil.
Empresarios locales admiten que la apertura económica genera oportunidades, pero advierten que necesitan “reglas de juego claras” para sostener la competitividad frente a países con menores costos laborales y fiscales.

“Queremos competir, pero con las mismas condiciones. Si el producto importado llega sin impuestos o con subsidios, no hay forma de igualar precios”, sostuvo un empresario del rubro.


EL NUEVO ESCENARIO COMERCIAL

La política de liberalización del comercio impulsada por el Gobierno redujo trabas burocráticas y eliminó licencias no automáticas, lo que permitió una mayor fluidez en las importaciones.
Si bien la medida favoreció la baja de precios para los consumidores, afectó a las pymes textiles, que ahora deben ajustar sus costos y procesos para mantener sus márgenes.

Desde el Ministerio de Economía señalaron que el objetivo es fomentar la competitividad real a través de la eficiencia y la innovación, no mediante la protección artificial del mercado.


ADAPTACIÓN Y OPORTUNIDAD

Pese a las dificultades, en el sector reconocen que el nuevo contexto también abre oportunidades.
Algunas empresas ya comenzaron a modernizar maquinaria, invertir en diseño y buscar alianzas con marcas internacionales para posicionar productos con valor agregado.

“El empresario argentino es resiliente. Si hay previsibilidad, vamos a crecer. Pero necesitamos estabilidad impositiva y un tipo de cambio competitivo”, remarcaron desde la Cámara Textil.


UNA DEMANDA DE EQUILIBRIO

El reclamo central del sector no es volver al proteccionismo, sino garantizar un piso de igualdad frente a la competencia externa.
Los industriales piden medidas que acompañen la transición, como líneas de crédito productivo, incentivos a la formalización y programas de capacitación tecnológica.


CONCLUSIÓN

En un contexto de apertura económica, los empresarios textiles no rechazan la competencia, pero exigen reglas claras, previsibles y equitativas.
El desafío será lograr que la liberalización comercial se traduzca en eficiencia, innovación y empleo genuino, sin dejar atrás a una de las industrias históricas del país.