LA UNIVERSIDAD DEL FUTURO DEBERÁ ACOMPAÑAR EL APRENDIZAJE TODA LA VIDA.

Durante una visita a Buenos Aires para asistir a una cumbre regional de educación superior organizada por QS, Michael Fung (originario de Singapur, con formación en EE. UU. y China) expuso su visión sobre el rol que deberán asumir las instituciones universitarias del futuro.
IA: aliada, no reemplazo
Fung advirtió que existe una “urgencia artificial” por incorporar inteligencia artificial (IA) a gran escala en el ámbito educativo, pero recalcó que no debe considerarse como la panacea. La IA puede facilitar el acceso a contenidos y soporte, pero el aprendizaje efectivo depende de factores humanos: motivación, reflexión, experiencias propias e interacción pedagógica.
Más allá del modelo tradicional
Según Fung, el modelo universitario clásico —una carrera de grado de cuatro años con itinerario rígido— habrá de evolucionar hacia trayectorias múltiples y flexibles. Las personas podrán ingresar, salir y retornar a la universidad, alternando entre microcredenciales, educación técnica o universitaria según sus necesidades y etapas de vida.
Plantea que los aprendizajes deben adaptarse a cada persona, con experiencias personalizadas que combinen tecnología con interacción humana. En un experimento en el Tec de Monterrey con 3.000 estudiantes y 80 docentes, la modalidad híbrida obtuvo un 35 % más de resultados positivos que los modelos puramente tecnológicos.
Desafíos estructurales: financiamiento, relevancia y articulación
Fung plantea que muchas universidades públicas en Argentina, EE. UU. y Europa enfrentan recortes presupuestarios que afectan su misión.
Propone que la sustentabilidad dependa de la relevancia real para estudiantes y comunidades: si la institución no responde a las necesidades locales o laborales, perderá legitimidad.
Otro punto central es la brecha entre las competencias de los graduados y las demandas del mercado laboral. Fung sostiene que la solución no puede recaer exclusivamente en las universidades: debe articularse con empresas, academias corporativas e instituciones técnicas para crear ecosistemas de aprendizaje continuo.
Finalmente, advierte sobre la posible fuga de docentes hacia el sector privado, sobre todo en disciplinas demandadas industrialmente, si las condiciones académicas no son competitivas.