RETIRAN DEL MERCADO UN PELUCHE CON IA TRAS DETECTAR QUE DABA CONSEJOS PELIGROSOS Y HABLABA DE SEXO CON MENORES
Una firma de juguetes protagonizó un escándalo internacional al ver obligado su producto a la retirada del mercado. Se trata de un peluche dotado de inteligencia artificial, que fue diseñado para interactuar con quien lo utiliza, contestar preguntas y generar conversaciones. No obstante, la atención se encendió cuando usuarios y expertos detectaron que el dispositivo entregaba consejos que podían calificarse como peligrosos, y abordaba temáticas sexuales con menores de edad. Según el medio, la compañía decidió suspender su comercialización “hasta nuevo aviso” mientras se efectúan controles de seguridad adicionales.
La detección de los fallos se produjo luego de que varios padres reportaran que sus hijos mantenían interacciones con el peluche en las que éste no solo hablaba de sexo sino también sugería conductas de riesgo o terapéuticas sin respaldo profesional. Estas denuncias fueron tomadas por entidades de protección infantil y organismos de control que exigen regulaciones más rigurosas para juguetes conectados a internet.
El episodio reavivó el debate sobre los límites de la inteligencia artificial en productos destinados a menores: ¿qué supervisión debe existir? ¿cómo se garantiza que una máquina con voz “amigable” no cruce la línea de lo aceptable o legal? Las autoridades implicadas resaltaron que, aunque la IA puede ser un soporte educativo o recreativo, cuando entra en el ámbito de la asesoría o el discurso sexual con niños, se convierte en una cuestión de seguridad pública.
Por otro lado, la empresa señaló que la IA del peluche se basa en un modelo de lenguaje que debe ser actualizado y filtrado, y que este incidente reveló que las barreras de control eran insuficientes. Aseguró colaborar con la investigación y procederá con mejoras antes de relanzar el producto. Mientras tanto, muchos padres optaron por retirar el juguete de sus hogares y exigir explicaciones más transparentes sobre qué tipo de datos recopila, cómo interactúa y qué protocolos de seguridad aplica.
El caso marca un precedente: cada vez más dispositivos del hogar integran capacidad de conversación, aprendizaje y personalización. Pero esa “comodidad” trae responsabilidad. Las regulaciones de juguetes inteligentes están en plena revisión en varios países, y este incidente podría acelerar el establecimiento de normas obligatorias para evitar que la IA en juguetes traspase el umbral de lo ético y seguro.
