Riesgo de nuevos cortes de luz en los próximos días debido a la ola de calor

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En los últimos días, más de un millón de usuarios en el Gran Buenos Aires y el conurbano bonaerense, atendidos por la distribuidora Edesur, se vieron afectados por dos apagones masivos en menos de 24 horas. Las causas de estas interrupciones están bajo investigación, barajándose hipótesis como la falta de mantenimiento, posibles sabotajes y la incapacidad del sistema eléctrico para soportar el pico de demanda generado por la actual ola de calor.

Las fallas se originaron en dos líneas de transmisión paralelas que transportaban 220 kV de potencia eléctrica. Esta situación ha encendido una “alerta roja” en el sector energético, especialmente considerando que la ola de calor que afecta al Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA) podría extenderse, incrementando el consumo eléctrico. El AMBA concentra alrededor del 40% del consumo eléctrico total de Argentina.

La fragilidad de la infraestructura eléctrica, resultado de años de desinversión y retrasos tarifarios, es un factor clave que podría agravar la situación. Además, se anticipa que en los próximos días la demanda eléctrica podría alcanzar un nuevo récord, añadiendo presión al sistema. El Servicio Meteorológico Nacional (SMN) pronostica temperaturas superiores a 30 grados en la Ciudad de Buenos Aires hasta el fin de semana, lo que incrementa el uso de aires acondicionados y, por ende, la demanda eléctrica.

Desde la Secretaría de Energía, liderada por María Tettamanti, se confirmó que los cortes recientes estuvieron relacionados con problemas de “falta de mantenimiento” en dos líneas de alta tensión de 220 kV, en el tramo Costanera-Hudson. Además, durante las fallas, se registraron caídas en la generación de las plantas Central Dock Sud y Central Puerto.

Expertos del sector advierten que, debido a la escasa construcción de nuevos megavatios y líneas eléctricas, situaciones similares podrían repetirse tanto en verano como en invierno. Las medidas que se tomen actualmente no estarán operativas hasta dentro de al menos dos años, lo que subraya la urgencia de planificar y ejecutar inversiones en infraestructura eléctrica para garantizar la estabilidad del servicio en el futuro.