RODRIGO PAZ PEREIRA, PRESIDENTE ELECTO DE BOLIVIA: UN NUEVO RUMBO TRAS DOS DÉCADAS DE DOMINIO DEL IZQUIERDISMO

RODRIGO PAZ_PRESIDENTE BOLIVIA

1. El triunfo y sus datos clave

Rodrigo Paz venció a su rival Jorge “Tuto” Quiroga en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales de Bolivia (19 de octubre de 2025) con alrededor del 54 % de los votos frente al 45 % de Quiroga.
La victoria se produce en un contexto singular: por primera vez en décadas el escenario político boliviano celebra un cambio de signo tras un periodo de hegemonía del MAS.

Rodrigo Paz tiene una trayectoria variada. Hijo del ex presidente Jaime Paz Zamora, nació en Santiago de Compostela (España), en 1967. Fue alcalde de Tarija (2015-2020), senador por ese departamento y ahora llega al nivel más alto de la política boliviana por primera vez.
Su discurso se centró en la “renovación” y en un modelo que combina protección social con estímulo al crecimiento privado.

Varias razones explican por qué el electorado boliviano optó por Paz:

  • Un desgaste creciente del MAS, afectado por problemas económicos, inflación, escasez de dólares y tensión interna.
  • Su perfil relativamente desconocido nacionalmente al inicio, lo que le permitió presentarse como “fresco” frente a figuras tradicionales.
  • Una campaña que supo captar votos de distintos sectores: centro, derecha moderada y también de ciudadanos que querían un cambio sin apostar por reformas extremas.

Aunque la victoria es clara, los retos para Paz son cuantiosos:

  • Una economía golpeada: el país enfrenta inflación elevada, reservas escasas y subsidios insostenibles.
  • Un Congreso fragmentado: su partido no tiene mayoría absoluta, lo que exigirá negociación y alianzas para avanzar con reformas.
  • Expectativas ciudadanas: ha prometido “capitalismo para todos” y menor dependencia del Estado, pero deberá equilibrar ese mensaje con la protección de los sectores más vulnerables.

La elección de Paz tiene efectos que trascienden Bolivia:

  • Marca un giro político en un país que fue bastión del socialismo latinoamericano; su triunfo reafirma que las mayorías pueden variar.
  • Las relaciones internacionales podrían renovarse: por ejemplo, desde EE.UU. expresaron disposición a colaborar con Bolivia tras la victoria.
  • La región observa si este cambio configura un modelo replicable: un liderazgo de centro que procure reformas sin rupturas abruptas.

La victoria de Rodrigo Paz Pereira no es solo personal: es el cierre de un capítulo en la historia política boliviana y el comienzo de otro. Sin embargo, más allá del símbolo, el verdadero test estará en la capacidad de gestión. Si Paz logra traducir la esperanza en resultados —estabilidad económica, recuperación institucional y crecimiento— su elección será vista como un punto de inflexión. Si no lo consigue, la renovación podría convertirse en promesa incumplida.