POLÉMICA EN ALTA GRACIA: USAN FONDOS PÚBLICOS PARA HOMENAJEAR AL COMUNISTA ERNESTO “CHE” GUEVARA

museodelche

1. Homenaje al Che con recursos estatales
La ciudad de Alta Gracia (Córdoba) vuelve a estar en el centro del debate: en el marco de un nuevo aniversario del nacimiento de Ernesto “Che” Guevara, el municipio organizó una serie de actividades conmemorativas financiadas con fondos públicos, generando fuerte rechazo en amplios sectores de la sociedad.

2. ¿Qué se financió con dinero del Estado?
Entre los eventos impulsados con recursos de la Municipalidad y apoyo del Gobierno provincial, se incluyen:

  • Charlas y paneles con intelectuales afines al marxismo.
  • Recitales, proyecciones de documentales y ferias temáticas.
  • Restauración de murales y del Museo del Che, que funciona en su casa natal.

3. La crítica: homenaje a un “represor internacional”
Desde sectores opositores y referentes de derechos humanos no alineados con el kirchnerismo, se cuestiona duramente la utilización de fondos públicos para glorificar a una figura que participó activamente en fusilamientos, persecuciones y violaciones a las libertades individuales bajo el régimen comunista cubano.

“El Che no fue un héroe romántico, fue un represor violento al servicio de una dictadura”, denunciaron desde agrupaciones liberales y de víctimas del comunismo.

4. Silencio oficial y apoyo desde sectores de izquierda
Mientras que las autoridades locales evitaron responder a las críticas, organizaciones de izquierda y colectivos culturales respaldaron el homenaje, reivindicando la figura del Che como símbolo de “resistencia y lucha antiimperialista”.

5. Un debate que divide
La polémica reaviva una discusión de fondo:

¿Debe el Estado financiar homenajes a figuras con pasado violento y autoritario, aunque sean vistas como referentes por una parte de la sociedad?

Para muchos cordobeses, la respuesta es clara: no con su plata.

6. Conclusión
En una Argentina donde se exigen recortes, eficiencia y transparencia en el gasto, el uso de recursos públicos para reivindicar figuras vinculadas al autoritarismo no pasa inadvertido.
El caso de Alta Gracia expone cómo la cultura también puede ser campo de disputa ideológica, y plantea una pregunta incómoda pero urgente:
¿A quién y por qué estamos financiando con nuestros impuestos?