Así miente Reporteros Sin Fronteras: la ONG que se convirtió en herramienta geopolítica del progresismo

Denuncia “ataques a la prensa” pero guarda silencio ante dictaduras amigas. Doble vara con sello ideológico.
El último informe de Reporteros Sin Fronteras (RSF) volvió a colocar a Argentina en una posición crítica en su ranking de libertad de prensa, con especial énfasis en el gobierno de Javier Milei, al que acusa de hostilidad hacia el periodismo. Sin embargo, lo que RSF calla es aún más revelador que lo que denuncia.
La ONG, con sede en París y financiamiento de entidades vinculadas a la Unión Europea, George Soros y fundaciones progresistas, mantiene una línea sesgada: ataca con dureza a gobiernos no alineados con la agenda globalista, mientras minimiza o directamente ignora las restricciones reales a la libertad de expresión en regímenes autoritarios como Cuba, Nicaragua, Venezuela o incluso China.
En el caso argentino, RSF critica declaraciones de Milei contra medios y periodistas, pero omite mencionar la compra de medios con pauta oficial, el financiamiento encubierto de portales militantes durante el kirchnerismo, o la persecución judicial a voces disidentes en la era K.
El objetivo, según analistas, no es proteger la libertad de prensa, sino disciplinar a los gobiernos que se salen del molde ideológico progre, usando el periodismo como excusa para ejercer presión política y diplomática.
En definitiva, RSF no mide libertad, mide obediencia.