NUEVO GRITO WOKE: BASADO EN UNA NOVELA JUVENIL

wokismo medriocre

Sarah Kofman, Ayn Rand, Simone de Beauvoir, Hannah Arendt y muchas otras se horrorizarían de la ignorancia del movimiento woke, que mezcla lucha simbólica con eslóganes vacíos, tomados no de fuentes filosóficas, sino de novelas juveniles.

Una frase que se viralizó en pancartas feministas y cuentas activistas es: “Somos las nietas de las brujas que no pudisteis quemar”. El origen no es un documento histórico, ni una tesis académica. Es una ficción literaria, una novela young adult que romanticiza el pasado y lo adapta al molde emocional de las redes.

Lejos de conectar con el legado intelectual de las mujeres que de verdad enfrentaron regímenes totalitarios, dictaduras o estructuras filosóficas opresoras, el “grito woke” recurre a relatos mitificados, simplistas y anacrónicos. Confunden represión con cuento de hadas, persecución con marketing editorial.

Mientras figuras como Arendt analizaban la banalidad del mal con precisión quirúrgica, y Ayn Rand escribía sobre la dignidad del individuo frente al colectivismo, las nuevas consignas identitarias apelan a la épica de cartón: se declaran herederas de brujas imaginarias y exigen privilegios en nombre de causas que no entienden.

Este tipo de discurso no busca profundizar, sino emocionar superficialmente, polarizar y victimizar. Así, lo woke no construye conciencia, sino que degrada la historia al nivel de un meme.